A lo largo de todo este tiempo en que dibujaba la historieta, había un personaje que se hizo extrañar por el que la creó, o sea yo. Han sido muchas viñetas con quechuas y chancas peleando por aquí y por allá y de la heroína que nos invitó a viajar con ella nada. Y si que se hizo extrañar. Tanto que había noches en que mientras dibujaba a los otros, me daba un respiro garabateando una pequeña Paolita en la esquina del papel, en el reverso o en otra hoja. No fueron muchas pero me relajaba mucho, supongo que es igual cuando una fémina dibujante tiene preferencia por un personaje propio. Tenemos la ventaja de crear un ser perfecto según nuestros ideales. Y hacerla vivir aventuras en los lugares y épocas donde nos gustaría estar. Y sobre esto, me pregunto si fui algo injusto al mandarla a la guerra. Apenas esta en el colegio. Menos mal no me la mataron. Claro que para eso estaba yo pues para impedirlo. Solo necesitaba usar mi borrador.
En la ilustración las Paolitas que me hicieron la dibujada menos fatigosa.
Esta semana también definí el color de una ilustración de la tapa. Aun no termino de poner todos los bocadillos. Ah, y reemplacé la ultima viñeta por otras dos ya que daba la sensación de que la historieta terminaba ahí y aun falta el tercer número. Para el tercer número si tendré Paolita de sobra.